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miércoles, 13 de abril de 2016

53º Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones y Jornada de Vocaciones Nativas

Beatriz Castelló, esclava del Sagrado Corazón de Jesús  
"No conocía la vida religiosa, todo lo que tenía eran tópicos"
 
Tres jóvenes vocaciones presentaron ayer la 53º Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones y Jornada de Vocaciones Nativas, que se celebrará el próximo domingo 17 de abril. Vienen de vidas diferentes -la carrera diplomática, los estudios de Historia del Arte, y las dificultades de la vida en África-, pero todos comparten el hecho de haberlo abandonado todo para entregarse por entero a Cristo. Su testimonio ha permitido comprobar que la llamada a la vida religiosa sigue presente tanto en las Iglesias de antigua tradición como en las iglesias más jóvenes.

Prueba de ello son Guy Bognon, un sacerdote de Benín cuya vocación pudo salir adelante gracias a la ayuda que la Iglesia Universal le prestó a través de la Obra de San Pedro Apóstol; Beatriz Castelló, una joven estudiante de Historia del Arte que durante una beca Erasmus conoció a las Esclavas del Sagrado Corazón de Jesús para entrar luego en la Congregación; y Fernando Bielza, un diplomático que trabajó en las embajadas españolas de Zimbabwe y Arabia Saudí y hoy es seminarista en Madrid. 
Los tres coincidieron en reconocer que "la vocación surge cuando hay fe" y no se tiene miedo al compromiso, y también en que ellos pudieron vencer algunos "tópicos" y prejuicios que la sociedad actual tiene respecto a la vocación religiosa. 
"No conocía la vida religiosa, todo lo que tenía eran tópicos", dijo Beatriz. Esta novicia afirmó que los tópicos comenzaron a caerse mientras se alojaba en la residencia de las Esclavas del Sagrado Corazón de Jesús, cuando hacía el Erasmus en Bolonia: "me llamó la atención la normalidad y la alegría de las hermanas; allí se me fue el miedo". 
Por su parte, Fernando confesó que a pesar de que llevaba una vida en la que le "iba bien", la idea del sacerdocio le rondaba permanentemente. Decidió entar al Seminario de Madrid para ver "si me quitaban la paranoia"; pero el curso introductorio en el Seminario le confirmó en la "inquietud" que tenía en el corazón. 
Guy sostuvo que "la vocación viene de la fe y de una relación personal entre Dios y el hombre" y subrayó que "si no hay vocaciones significa que la fe se ha quemado". Aunque no en todos lados. En los seminarios de Benín donde él se ha formado hay 220 candidatos y "las parroquias están vivas; la fe no está escondida y se vive sin vergüenza". En este sentido, y en el caso concreto de los países de misión, Guy quiso recordar a modo de homenaje a los "misioneros europeos apasionados" que llevaron la fe a estos lugares "llenos de celo por Dios y la Iglesia". Gracias a ellos y a su intuición de tener colaboradores nativos que pudieran "llegar a ser sacerdotes y religiosas", las vocaciones comenzaron a surgir poco a poco. 
Respecto al tema del discernimiento vocacional, y ante el surgimiento de algunos formatos televisivos cuya propuesta es hacerlo visible, Beatriz dijo que le resulta paradójico conciliar por qué "si la vida religiosa no está de moda, la tele lanza estos programas", mientras Fernando opinó que para discernir la vocación hace falta entrar "en el corazón y con Dios" y dudó por tanto de que se pueda hacer un "discernimiento serio ante las cámaras", mantuvo la esperanza de que estos formatos permitan a la gente conocer que este "es un camino de felicidad real". 
Ante una pregunta sobre el celibato sacerdotal, Fernando se sorprendio de que planteen el problema quienes no lo tienen y recordó que parte de su vocación tiene que ver con una llamada de Dios a "amarle totalmente", y añadió: "una mujer querría ser el amor de mi corazón y yo no puedo quererla como ella quiere ser querida".
El director de OMP, Anastasio Gil; el director de la Oficina de Información de la Conferencia Episcopal Española (CEE), José Gabriel Vera que actuó de moderador durante las intervenciones; y la responsable de Comunicación de CONFER María Jesús Arruti, estuvieron presentes en este acto organizado conjuntamente por las tres instituciones a las que representaban. 

Beatriz Castelló nació en Barcelona en 1987. Actualmente está formándose en la Congregación de Esclavas del Sagrado Corazón de Jesús, estudiando filosofía en la Universidad Pontificia de Comillas y colaborando en una parroquia de Entrevías (Madrid).
Fernando Bielza nació en Madrid el 8 de noviembre de 1977 y tras licenciarse en Administración y Dirección de Empresas y en Derecho, inició una carrera diplomática que le llevó en 2010 a ser nombrado director adjunto de la Oficina de Derechos Humanos del Ministerio de Asuntos Exteriores. Está cursando el 5º curso en el Seminario Diocesano de Madrid.
Guy Bognon nació en Adjohoun (Benín) el 12 de junio de 1969 y se ordenó sacerdote con 31 años. Bognon sabe mucho de vocaciones nativas. No sólo es una de ellas, sino que fue formador en dos seminarios de su país, el de Ouidah y Djimè. Desde 2015 trabaja en el Vaticano, en la Obra de San Pedro Apóstol, desde donde sigue ayudando a muchas otras vocaciones que surgen en otros territorios como el suyo, donde la Iglesia se consolida poco a poco con la ayuda de la Iglesia Universal.  
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Para más información: Paula Rivas Chéliz