Todos tenemos un sueño; todos tenemos sueños a veces imposibles, pero que nos hacen ser más felices y nos mueven a luchar por algo que pensamos que nos va a hacer mejores. Cuanto más niños, más vuela nuestra imaginación…
¿Por qué Dios no va a tener sueños
para nuestro mundo? ¿Por qué no va a soñar que aquello que Él mismo creó puede
llegar a ser un lugar donde se viva en un ambiente de mayor fraternidad,
respeto y caridad? Sí, Dios tiene un bonito sueño sobre este mundo y, en
especial, sobre sus criaturas más queridas, los seres humanos.
El papa Francisco insistió en ello
en la pasada Jornada Mundial de la Juventud de Panamá: Dios tiene un sueño con
cada uno de nosotros, con sus hijos, con los que le aman y le siguen. Así invitó
a los jóvenes a abrir sus corazones y escuchar lo que Él les está queriendo
hacer entender: “Que Panamá hoy sea no solamente un canal que une mares, sino
también canal donde el sueño de Dios siga encontrando cauces para crecer,
multiplicarse e irradiarse en todos los rincones de la Tierra”.
El próximo 12 de mayo, domingo del
Buen Pastor (IV de Pascua), la Iglesia celebra la Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones, junto
con la Jornada de Vocaciones Nativas. Y
¿qué es la vocación para un joven, sino el sueño de Dios sobre su vida y su
ser? Cada joven, cada persona es alguien pensado, amado y elegido por un Dios
que decidió crearnos y mirarnos con cariño.
Pero, además, el Señor tiene un
plan para cada uno, un proyecto de vida, ¡un sueño! Un sueño precioso que se
inscribe en otro aún mayor: el que se abre a nuestro mundo, en el cual nos pone
Dios para que ese sueño suyo de construir algo bello y grande se haga realidad.
No es extraño, pues, que quienes
organizamos esta doble Jornada vocacional hayamos acogido con agradecimiento la
invitación del Papa a los jóvenes en Panamá: decir
“sí” al sueño de Dios para cada uno de nosotros, sus
hijos. Sería terrible que Dios no pudiera cumplir su plan de salvación por
falta de escucha y generosidad por nuestra parte, como le dijo Cristo a la
Santa de Ávila: “Teresa, yo he querido…, pero los hombres no han querido…”.
Decir “sí” al sueño de Dios no es
simplemente responder afirmativamente al Señor a un proyecto personal, sino
aceptar con alegría y entrega la posibilidad de que Dios se sirva de nosotros
para construir su Reino. Por eso, la responsabilidad es todavía mayor: en
nuestras manos está el poder contribuir, con Dios, a traer la salvación, su
salvación, a nuestro mundo.
Esa es la vocación y esa es la
respuesta del hombre a Dios: decir “sí” a su sueño, a su proyecto de amor para
ti, para mí, para la sociedad, para el mundo. Una vocación que concretamos en
el ministerio sacerdotal, en diferentes formas de vida consagrada —religiosos,
institutos seculares, ordo virginum, nuevas
formas de vida consagrada, vida contemplativa— y en la entrega misionera.
Esta Jornada está convocada por
cuatro instituciones, responsables y convencidas de la importancia de nuestra
respuesta al sueño de Dios. La Conferencia
Episcopal Española, a través de la Comisión Episcopal de
Seminarios y Universidades, nos hace conscientes de la trascendencia de que los
jóvenes descubran la belleza de una vida entregada al Señor en el ministerio
sacerdotal, como un servicio para llevar la vida de Dios a los hombres a través
de los sacramentos y de la predicación de la Palabra.
La Conferencia
Española de Religiosos, mediante su área de Pastoral
Juvenil Vocacional, muestra la importancia de la vida consagrada en nuestra
sociedad; la importancia de que muchos jóvenes, chicos y chicas, abran el
corazón a la llamada de Dios a hacerle presente a través de una vida dedicada a
Él y a “sus cosas”: a la oración, a los más pobres, a la formación y atención
de los niños, a los mayores, a los discapacitados…
La Conferencia
Española de Institutos Seculares nos recuerda que los
seglares en su vida ordinaria están llamados a entregar el corazón y la vida
por el Señor; porque, permaneciendo dentro del mundo, con una actitud de
compromiso apostólico atento a los valores de las realidades terrenas que han
de ser imbuidas del espíritu evangélico, consagran su vida a Dios y a la
Iglesia.
Y Obras
Misionales Pontificias, por medio de la Obra de San Pedro
Apóstol, nos hace ver que, para que un territorio deje de ser “territorio de
misión”, tienen que surgir vocaciones propias que puedan atender las
necesidades de las comunidades cristianas de aquellas tierras; y que debemos
colaborar con nuestra oración, para que broten esas vocaciones nativas, y con
nuestra ayuda económica, para que puedan formarse y fortalecerse.
Hemos trabajado juntos por hacer
posible que esta Jornada sea una realidad en nuestra sociedad, hemos constatado
que la comunión está también en el sueño de Dios, y a este sueño… ¡hemos dicho
que sí!
“Que
no se pierda ninguna vocación por falta de medios económicos”
Juan Pablo II
En los territorios de misión
surgen cada día numerosas vocaciones. La Jornada de Vocaciones
Nativas recuerda que es necesario ayudar a las vocaciones locales surgidas en
las Iglesias más jóvenes, fruto de la Palabra sembrada por los
misioneros. Las Becas
para Vocaciones Nativas: Son una modalidad de ayuda a
la formación espiritual, académica y pastoral de las vocaciones nativas para
ayudar a sostener las necesidades de los seminarios y noviciados de los
territorios de misión.
QUÉ SON LAS BECAS PARA VOCACIONES NATIVAS
Las
becas de estudio para las vocaciones de los territorios de misión son una
modalidad de ayuda a la formación espiritual, académica y pastoral de las
vocaciones nativas, que la Obra de San Pedro Apóstol ofrece a quienes quieren ayudar
a sostener las necesidades de los seminarios y noviciados de los territorios de
misión.
Tipos
de becas
- Beca completa: con 2.000 euros se financia los seis años de formación de un seminarista.
- Media beca: 1.000 euros se financian los tres años de preparación de un futuro sacerdote.
- Un curso: con 350 euros se financia un año académico de un seminarista o novicio o novicia.
DONATIVOS BECAS VOCACIONES NATIVAS
IBERCAJA ES85 2085 0113 6403
0000 0454
¡Gracias por vuestra colaboración!
Más información y recursos de la campaña:
Web de Obras Misionales Pontificias, Vocaciones Nativas
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