Cada año, gracias la generosidad de los
donantes de Obras Misionales Pontificias, cobra vida el milagro de la
multiplicación de los panes. Desde cada rincón del planeta la solidaridad se despliega
a través de los donativos que las Obras Misionales Pontificias reciben y que
luego se convierten en ayudas que tienen como “repartidores” a los misioneros,
que siempre están cerca de los más necesitados.
El Señor bendice estas ofrendas, para que se
multipliquen por 30, por 60, por 100, como dice la parábola del sembrador, y
lanza una mirada de complicidad a quienes, como los niños del milagro, han
puesto en sus manos la pequeñez de su limosna.
Desde Obras Misionales Pontificias
agradecemos la generosidad de todos los españoles que demuestran cada año su
gran sensibilidad con las misiones y la labor de los misioneros.
Anastasio Gil, Director Nacional de OMP
