«Epifanía» significa manifestación o revelación. En un doble sentido: algo o alguien que irrumpe glorioso en medio de las tinieblas, y atrae todas las miradas; algo o alguien que está oculto, y se muestra progresivamente, desvelando su «misterio». El misterio de Dios se revela progresivamente en la historia sin agotarse, cada día es una novedad; Dios siempre es nuevo, es más de lo que estamos dispuestos a recibir. La fe nace de un exceso, de una profunda novedad, que está marcada por la ley de la desproporción: el vértigo entre lo que somos y lo que estamos llamados a ser, la distancia entre lo que Dios nos da y ofrece, y lo que estamos dispuestos a recibir. El Dios de Jesús que se manifiesta y, al mismo tiempo, se oculta, en un «juego» de ausencia y presencia, nos enseña la raíz de la verdadera esperanza: aprender a amar con el mismo corazón de un Dios, que está cerca y lejos, al mismo tiempo; o, mejor dicho, esta tan cerca que no lo vemos. (…)
Con estas palabras del sacerdote diocesano y misionero zaragozano D. Carlos Munilla Serrano, comienza la presentación de la Jornada de Epifanía del próximo 6 de enero de 2025, Día de los Catequistas Nativos y del I.E.M.E. (Instituto Español de Misiones Extranjeras) con el lema “El catequista contagia esperanza”. La colecta y donativos de nuestra diócesis del 6 de enero de 2024 fue de 2.500’00 €.
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